miércoles, 19 de junio de 2013

NIÑOS QUE TRABAJAN EN LAS CALLES

NIÑOS QUE TRABAJAN





Al hablar de los niños que trabajan es importante señalar que existen dos tipos de trabajos que pueden desempeñan los niños y niñas, uno es el doméstico y otro el económico. Aquí abordaremos el trabajo económico.
Trabajo económico...


Trabajo doméstico...


A los niños y niñas que desempeñan un trabajo económico se les llama ocupados, en esta situación en México durante 2009 hay 3 millones 14 mil 800 personas de 5 a 17 años, de los cuales 67% son niños y 33% niñas
 
FUENTE: INEGI. Resultados del Módulo de Trabajo Infantil (MTI), ENOE, 2009



¿Por qué trabajan los niños?
Los principales motivos por los cuales los niños y las niñas realizaron algún trabajo económico son: porque en el hogar necesitan de su trabajo, para pagar su escuela o sus propios gastos y para aprender un oficio.
Razón principal por las que los niños y niñas trabajan



FUENTE: INEGI. Resultados del Módulo de Trabajo Infantil (MTI), ENOE, 2009. Consultar




De los niños y las niñas ocupados, 25% recibe hasta un salario mínimo 24% de uno a tres salarios mínimos, el 2% recibe más de tres salarios mínimos y 47% no percibe ninguna remuneración.
¿En qué trabajan?
Los niños y niñas que trabajan, lo hacen principalmente en el campo, en el comercio y en los servicios.
Población ocupada de 5 a 17 años por sector de actividad
FUENTE: INEGI. Resultados del Módulo de Trabajo Infantil (MTI), ENOE, 2009. Consultar



Trabajo infantil por entidad federativa
Si observas la gráfica podrás ver las entidades federativas con más y menos porcentaje de niños que trabajan.

En primer lugar se encuentra Guerrero que presentó el mayor porcentaje de niños que trabajan con 17.5%, le siguen Nayarit y Zacatecas con 16.6 y 16.2% respectivamente, mientras que Chihuahua obtuvo 3.3%, el Distrito Federal obtuvo 5.2% seguido de Baja California con 5.6 por ciento.





Por entidad federativa, la tasa de participación de los niños en el trabajo señala que en los estados del sur y centro del país la población infantil tiene una mayor participación en el trabajo económico.

 

Codigos de la niñez y adolescencia

LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES COMO SUJETOS DE DERECHOS

 TITULO I

DEFINICIONES

           Art. 1.‑ Finalidad.‑ Este Código dispone sobre la protección integral que el Estado, la sociedad y la familia deben garantizar a todos los niños, niñas y adolescentes que viven en el Ecuador, con el fin de lograr su desarrollo integral y el disfrute pleno de sus derechos, en un marco de libertad, dignidad y equidad.
           Para este efecto, regula el goce y ejercicio de los derechos, deberes y responsabilidades de los niños, niñas y adolescentes y los medios para hacerlos efectivos, garantizarlos y protegerlos, conforme al principio del interés superior de la niñez y adolescencia y a la doctrina de protección integral.
           Art. 2.- Sujetos protegidos.‑ Las normas del presente Código son aplicables a todo ser humano, desde su concepción hasta que cumpla dieciocho años de edad. Por excepción, protege a personas que han cumplido dicha edad, en los casos expresamente contemplados en este Código.
           Art. 3.- Supletoriedad.- En lo no previsto expresamente por este Código se aplicarán las demás normas del ordenamiento jurídico interno, que no contradigan los principios que se reconocen en este Código y sean más favorables para la vigencia de los derechos de la niñez y adolescencia.
           Art. 4.- Definición de niño, niña y adolescente.‑ Niño o niña es la persona que no ha cumplido doce años de edad. Adolescente es la persona de ambos sexos entre doce y dieciocho años de edad.
           Art. 5.‑ Presunción de edad.‑ Cuando exista duda sobre la edad de una persona, se presumirá que es niño o niña antes que adolescente; y que es adolescente, antes que mayor de dieciocho años.
           Art. 6.- Igualdad y no discriminación.‑ Todos los niños, niñas y adolescentes son iguales ante la ley y no serán discriminados por causa de su nacimiento, nacionalidad, edad, sexo, etnia; color, origen social, idioma, religión, filiación, opinión política, situación económica, orientación sexual, estado de salud, discapacidad o diversidad cultural o cualquier otra condición propia o de sus progenitores, representantes o familiares.
           El Estado adoptará las medidas necesarias para eliminar toda forma de discriminación.
           Art. 7.- Niños, niñas y adolescentes, indígenas y afroecuatorianos.- La ley reconoce y garantiza el derecho de los niños, niñas y adolescentes de nacionalidades indígenas y afroecuatorianos, a desarrollarse de acuerdo a su cultura y en un marco de interculturalidad, conforme a lo dispuesto en la Constitución Política de la República, siempre que las prácticas culturales no conculquen sus derechos.
           Art. 8.‑ Corresponsabilidad del Estado, la sociedad y la familia.‑ Es deber del Estado, la sociedad y la familia, dentro de sus respectivos ámbitos, adoptar las medidas políticas, administrativas, económicas, legislativas, sociales y jurídicas que sean necesarias para la plena vigencia, ejercicio efectivo, garantía, protección y exigibilidad de la totalidad de los derechos de niños; niñas y adolescentes.
           El Estado y la sociedad formularán y aplicarán políticas públicas sociales y económicas; y destinarán recursos económicos suficientes, en forma estable, permanente y oportuna.
           Art. 9.‑ Función básica de la familia.- La ley reconoce y protege a la familia como el espacio natural y fundamental para el desarrollo integral del niño, niña y adolescente.
           Corresponde prioritariamente al padre y a la madre, la responsabilidad compartida del respeto, protección y cuidado de los hijos y la promoción, respeto y exigibilidad de sus derechos.
           Art. 10.‑ Deber del Estado frente a la familia.‑ El Estado tiene el deber prioritario de definir y ejecutar políticas, planes y programas que apoyen a la familia para cumplir con las responsabilidades especificadas en el artículo anterior.
           Art. 11.‑ El interés superior del niño.- El interés superior del niño es un principio que está orientado a satisfacer el ejercicio efectivo del conjunto de los derechos de los niños, niñas y adolescentes; e impone a todas las autoridades administrativas y judiciales y a las instituciones públicas y privadas, el deber de ajustar sus decisiones y acciones para su cumplimiento.
           Para apreciar el interés superior se considerará la necesidad de mantener un justo equilibrio entre los derechos y deberes de niños, niñas y adolescentes, en la forma que mejor convenga a la realización de sus derechos y garantías.
           Este principio prevalece sobre el principio de diversidad étnica y cultural.

           El interés superior del niño es un principio de interpretación de la presente Ley. Nadie podrá invocarlo contra norma expresa y sin escuchar previamente la opinión del niño, niña o adolescente involucrado, que esté en condiciones de expresarla.
           Art. 12.- Prioridad absoluta.‑ En la formulación y ejecución de las políticas públicas y en la provisión de recursos, debe asignarse prioridad absoluta a la niñez y adolescencia, a las que se asegurará, además, el acceso preferente a los servicios públicos y a cualquier clase de atención que requieran.
           Se dará prioridad especial a la atención de niños y niñas menores de seis años.
           En caso de conflicto, los derechos de los niños, niñas y adolescentes prevalecen sobre los derechos de los demás.
           Art. 13.‑ Ejercicio progresivo.- El ejercicio de los derechos y garantías y el cumplimiento de los deberes y responsabilidades de niños, niñas y adolescentes se harán de manera progresiva, de acuerdo a su grado de desarrollo y madurez. Se prohíbe cualquier restricción al ejercicio de estos derechos y garantías que no esté expresamente contemplado en este Código.
           Art. 14.‑ Aplicación e interpretación más favorable al niño, niña y adolescente.- Ninguna autoridad judicial o administrativa podrá invocar falta o insuficiencia de norma o procedimiento expreso para justificar la violación o desconocimiento de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
           Las normas del ordenamiento jurídico, las cláusulas y estipulaciones de los actos y contratos en que intervengan niños, niñas o adolescentes, o que se refieran a ellos, deben interpretarse de acuerdo al principio del interés superior del niño.

TITULO III

DERECHOS, GARANTIAS Y DEBERES

Capítulo I


          Art. 15.- Titularidad de derechos.- Los niños, niñas y adolescentes son sujetos de derechos y garantías y, como tales, gozan de todos aquellos que las leyes contemplan en favor de las personas, además de aquellos específicos de su edad.
           Los niños, niñas y adolescentes extranjeros que se encuentren bajo jurisdicción del Ecuador, gozarán de los mismos derechos y garantías reconocidas por la ley a los ciudadanos ecuatorianos, con las limitaciones establecidas en la Constitución y en las leyes.
           Art. 16.- Naturaleza de estos derechos y garantías.- Por su naturaleza, los derechos y garantías de la niñez y adolescencia son de orden público, interdependientes, indivisibles, irrenunciables e intransigibles, salvo las excepciones expresamente señaladas en la ley.
           Art. 17.- Deber jurídico de denunciar.‑ Toda persona, incluidas las autoridades judiciales y administrativas, que por cualquier medio tenga conocimiento de la violación de un derecho del niño, niña o adolescente, está obligada a denunciarla ante la autoridad competente, en un plazo máximo de cuarenta y ocho horas.
           Art. 18.- Exigibilidad de los derechos.‑ Los derechos y garantías que las leyes reconocen en favor del niño, niña y adolescente, son potestades cuya observancia y protección son exigibles a las personas y organismos responsables de asegurar su eficacia, en la forma que este Código y más leyes establecen para el efecto.
           Art. 19.‑ Sanciones por violación de derechos.- Las violaciones a los derechos de los niños, niñas y adolescentes serán sancionadas en la forma prescrita en este Código y más leyes, sin perjuicio de la reparación que corresponda como consecuencia de la responsabilidad civil.

Capítulo II

Derechos de supervivencia
           Art. 20.- Derecho a la vida.- Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la vida desde su concepción. Es obligación del Estado, la sociedad y la familia asegurar por todos los medios a su alcance, su supervivencia y desarrollo.
           Se prohíben los experimentos y manipulaciones médicas y genéticas desde la fecundación del óvulo hasta el nacimiento de niños, niñas y adolescentes; y la utilización de cualquier técnica o práctica que ponga en peligro su vida o afecte su integridad o desarrollo integral.
           Art. 21.‑ Derecho a conocer a los progenitores y mantener relaciones con ellos.- Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a conocer a su padre y madre, a ser cuidados por ellos y a mantener relaciones afectivas permanentes, personales y regulares con ambos progenitores y demás parientes, especialmente cuando se encuentran separados por cualquier circunstancia, salvo que la convivencia o relación afecten sus derechos y garantías.
           No se les privará de este derecho por falta o escasez de recursos económicos de sus progenitores.
           En los casos de desconocimiento del paradero del padre, de la madre, o de ambos, el Estado, los parientes y demás personas que tengan información sobre aquél, deberán proporcionarla y ofrecer las facilidades para localizarlos.
           Art. 22.- Derecho a tener una familia y a la convivencia familiar.- Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir y desarrollarse en su familia biológica. El Estado, la sociedad y la familia deben adoptar prioritariamente medidas apropiadas que permitan su permanencia en dicha familia.
           Excepcionalmente, cuando aquello sea imposible o contrario a su interés superior, los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a otra familia, de conformidad con la ley.
           En todos los casos, la familia debe proporcionarles un clima de afecto y comprensión que permita el respeto de sus derechos y su desarrollo integral.
           El acogimiento institucional, el internamiento preventivo, la privación de libertad o cualquier otra solución que los distraiga del medio familiar, debe aplicarse como última y excepcional medida.
           Art. 23.‑ Protección prenatal.‑ Se sustituirá la aplicación de penas y medidas privativas de libertad a la mujer embarazada hasta noventa días después del parto, debiendo el Juez disponer las medidas cautelares que sean del caso.
           El Juez podrá ampliar este plazo en el caso de madres de hijos con discapacidad grave y calificada por el organismo pertinente, por todo el tiempo que sea menester, según las necesidades del niño o niña.
           El responsable de la aplicación de esta norma que viole esta prohibición o permita que otro la contravenga, será sancionado en la forma prevista en este Código.
           Art. 24.‑ Derecho a la lactancia materna.- Los niños y niñas tienen derecho a la lactancia materna para asegurarle el vínculo afectivo con su madre, adecuada nutrición, crecimiento y desarrollo.
           Es obligación de los establecimientos de salud públicos y privados desarrollar programas de estimulación de la lactancia materna.
           Art. 25.‑ Atención al embarazo y al parto.‑ El poder público y las instituciones de salud y asistencia a niños, niñas y adolescentes crearán las condiciones adecuadas para la atención durante el embarazo y el parto, a favor de la madre y del niño o niña, especialmente tratándose de madres adolescentes y de niños o niñas con peso inferior a dos mil quinientos gramos.
           Art. 26.‑ Derecho a una vida digna.- Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a una vida digna, que les permita disfrutar de las condiciones socioeconómicas necesarias para su desarrollo integral.
           Este derecho incluye aquellas prestaciones que aseguren una alimentación nutritiva, equilibrada y suficiente, recreación y juego, acceso a los servicios de salud, a educación de calidad, vestuario adecuado, vivienda segura, higiénica y dotada de los servicios básicos.
           Para el caso de los niños, niñas y adolescentes con discapacidades, el Estado y las instituciones que las atienden deberán garantizar las condiciones, ayudas técnicas y eliminación de barreras arquitectónicas para la comunicación y transporte.
           Art. 27.- Derecho a la salud.‑ Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a disfrutar del más alto nivel de salud física, mental, psicológica y sexual.
           El derecho a la salud de los niños, niñas y adolescentes comprende:
            1. Acceso gratuito a los programas y acciones de salud públicos, a una nutrición adecuada y a un medio ambiente saludable;
            2. Acceso permanente e ininterrumpido a los servicios de salud públicos, para la prevención, tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la salud. Los servicios de salud públicos son gratuitos para los niños, niñas y adolescentes que los necesiten;
            3. Acceso a medicina gratuita para los niños, niñas y adolescentes que las necesiten;
            4. Acceso inmediato y eficaz a los servicios médicos de emergencia, públicos y privados;
            5. Información sobre su estado de salud, de acuerdo al nivel evolutivo del niño, niña o adolescente;
            6. Información y educación sobre los principios básicos de prevención en materia de salud, saneamiento ambiental, primeros auxilios;
            7. Atención con procedimientos y recursos de las medicinas alternativas y tradicionales;
            8. El vivir y desarrollarse en un ambiente estable y afectivo que les permitan un adecuado desarrollo emocional;
            9. El acceso a servicios que fortalezcan el vínculo afectivo entre el niño o niña y su madre y padre; y,
            10. El derecho de las madres a recibir atención sanitaria prenatal y postnatal apropiadas.
           Se prohíbe la venta de estupefacientes, substancias psicotrópicas y otras que puedan producir adicción, bebidas alcohólicas, pegamentos industriales, tabaco, armas de fuego y explosivos de cualquier clase, a niños, niñas y adolescentes.
           Art. 28.- Responsabilidad del Estado en relación a este derecho a la salud.- Son obligaciones del Estado, que se cumplirán a través del Ministerio de Salud:
            1. Elaborar y poner en ejecución las políticas, planes y programas que favorezcan el goce del derecho contemplado en el artículo anterior;
            2. Fomentar las iniciativas necesarias para ampliar la cobertura y calidad de los servicios de salud, particularmente la atención primaria de salud; y adoptará las medidas apropiadas para combatir la mortalidad materno infantil, la desnutrición infantil y las enfermedades que afectan a la población infantil;
            3. Promover la acción interdisciplinaria en el estudio y diagnóstico temprano de los retardos del desarrollo, para que reciban el tratamiento y estimulación oportunos;
            4. Garantizar la provisión de medicina gratuita para niños, niñas y adolescentes;
            5. Controlar la aplicación del esquema completo de vacunación;
            6. Desarrollar programas de educación dirigidos a los progenitores y demás personas a cargo del cuidado de los niños, niñas y adolescentes, para brindarles instrucción en los principios básicos de su salud y nutrición, y en las ventajas de la higiene y saneamiento ambiental; y,
            7. Organizar servicios de atención específica para niños, niñas y adolescentes con discapacidades físicas, mentales o sensoriales.
           Art. 29.- Obligaciones de los progenitores.‑ Corresponde a los progenitores y demás personas encargadas del cuidado de los niños, niñas y adolescentes, brindar la atención de salud que esté a su alcance y asegurar el cumplimiento de las prescripciones, controles y disposiciones médicas y de salubridad.
           Art. 30.‑ Obligaciones de los establecimientos de salud.‑ Los establecimientos de salud, públicos y privados, cualquiera sea su nivel, están obligados a:
            1. Prestar los servicios médicos de emergencia a todo niño, niña y adolescente que los requieran, sin exigir pagos anticipados ni garantías de ninguna naturaleza. No se podrá negar esta atención a pretexto de la ausencia del representante legal, la carencia de recursos económicos, la falta de cupo, la causa u origen de la emergencia u otra circunstancia similar;
            2. Informar sobre el estado de salud del niño, niña o adolescente, a sus progenitores o representantes;
            3. Mantener registros individuales en los que conste la atención y seguimiento del embarazo, el parto y el puerperio; y registros actualizados de los datos personales, domicilio permanente y referencias familiares de la madre;
            4. Identificar a los recién nacidos inmediatamente después del parto, mediante el registro de sus impresiones dactilar y plantar y los nombres, apellidos, edad e impresión dactilar de la madre; y expedir el certificado legal correspondiente para su inscripción inmediata en el Registro Civil;
            5. Informar oportunamente a los progenitores sobre los requisitos y procedimientos legales para la inscripción del niño o niña en el Registro Civil;
            6. Garantizar la permanencia segura del recién nacido junto a su madre, hasta que ambos se encuentren en condiciones de salud que les permitan subsistir sin peligro fuera del establecimiento;
            7. Diagnosticar y hacer un seguimiento médico a los niños y niñas que nazcan con problemas patológicos o discapacidades de cualquier tipo;
            8. Informar oportunamente a los progenitores sobre los cuidados ordinarios y especiales que deben brindar al recién nacida, especialmente a los niños y niñas a quienes se haya detectado alguna discapacidad;
            9. Incentivar que el niño o niña sea alimentado a través de la lactancia materna, por lo menos hasta el primer año de vida;
            10. Proporcionar un trato de calidez y calidad compatibles con la dignidad del niño, niña y adolescente;
            11. Informar inmediatamente a las autoridades y organismos competentes los casos de niños o niñas y adolescentes con indicios de maltrato o abuso sexual; y aquellos en los que se desconozca la identidad o el domicilio de los progenitores;
            12. Recoger y conservar los elementos de prueba de maltrato o abuso sexual; y,
            13. Informar a las autoridades competentes cuando nazcan niños con discapacidad evidente.
           Art. 31.- Derecho a la seguridad social.‑ Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la seguridad social. Este derecho consiste en el acceso efectivo a las prestaciones y beneficios generales del sistema, de conformidad con la ley.
           Art. 32.- Derecho a un medio ambiente sano.‑ Todo los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir en un ambiente sano, ecológicamente equilibrado y libre de contaminación, que garantice su salud, seguridad alimentaria y desarrollo integral.
           El Gobierno Central y los gobiernos seccionales establecerán políticas claras y precisas para la conservación del medio ambiente y el ecosistema. 


 


No respetar los derechos humanos es elegir la injusticia

Cuando alguien viola a una mujer, se enfrenta a consecuencias penales y al rechazo colectivo. Y también quienes explotan a niños, secuestran, torturan o despojan a pobres. Así ocurre también con otros delitos, casi siempre graves violaciones de derechos humanos. Pero no hay rechazo y menos aún condena cuando son los Estados (en realidad, quienes encarnan sus poderes políticos) los que violan derechos humanos por acción, complicidad, omisión o incumplimiento de sus compromisos.
La legislación internacional de derechos humanos que Naciones Unidas elabora y promulga obliga tanto como las leyes de cada estado. El problema surge cuando los
Estados no cumplen con su obligación de respetar y defender los derechos humanos, como han firmado y ratificado.
Ponemos en la picota de la violación de derechos humanos a China, Irán o las repúblicas de Asia central de la desaparecida URSS, por ejemplo. Es justo, pues tales Estados violan derechos humanos de modo sistemático. Pero entre los estados tenidos por democráticos no es oro todo lo que reluce en respeto y promoción de derechos humanos. Una cosa es que los estados no puedan ser condenados y otra que sus infracciones y violaciones de derechos se ignoren.
En España, hay malos tratos a detenidos y ninguna respuesta por parte del Estado. Según Amnistía Internacional, existen serias deficiencias que impiden prevenir, investigar y sancionar la tortura y otros malos tratos por agentes de la seguridad del Estado. La organización defensora de derechos humanos ya denunció esa situación en 2007, pero dos años después el gobierno español no ha afrontado el grave problema.
El desarrollado Japón ejecuta a enfermos mentales. El secreto sobre la aplicación de la pena de muerte impide conocer el número exacto de personas con enfermedad mental, condenadas a muerte y ejecutadas. Japón vulnera gravemente las normas internacionales que ha firmado y ratificado.
En Colombia, el gobierno mira hacia otro lado mientras los paramilitares, guerrilla y  efectivos del ejército o policía perpetran graves violaciones de derechos humanos de la población civil. Periódicamente se tiene noticia de asesinatos de campesinos, indígenas o afrodescendientes, mientras sindicalistas y otros defensores de derechos humanos corren serio peligro, son amenazados o acusados falsamente.
El gobierno colombiano no se tomó en serio la advertencia de Amnistía Internacional de que habría más ataques contra indígenas y el pasado agosto los awá fueron víctimas de una tercera masacre en menos de un año.  Al mismo tiempo se perpetra un sistemático despojo de tierras de campesinos e indígenas amenazando y aterrorizando a la población civil.
En Perú, comunidades indígenas se negaron aceptar las propuestas de presunto desarrollo del gobierno de Alan García en la Amazonia. Estas propuestas negaban sus ancestrales derechos a la tierra así como la defensa de la selva y del medioambiente. Amnistía Internacional comprobó maltrato a personas indefensas, incluso a heridos en ambulancias, y el uso de armas de fuego contra personas desarmadas en las manifestaciones de junio de 2009 contra las resoluciones gubernamentales en las que más de doscientas personas fueron heridas. El Estado peruano no cumplió su responsabilidad para con los pueblos indígenas.
A pesar de argumentos, cartas, ruegos y peticiones para que no fuera promulgado el Código Penal reformado, por injusto e inhumano, interrumpir el embarazo en Nicaragua hoy es delito. Esa reforma no considera el peligro para la vida de la madre, malformaciones o enfermedades incurables del feto o que el embarazo sea por violación. Las adolescentes violadas no se detendrán por ese código, pues no querrán un hijo fruto de haber sido forzadas, y recurrirán al aborto clandestino. Y a un peligro de muerte probable.
Israel ignora las resoluciones de la ONU en el conflicto con los palestinos, perpetra presuntos crímenes de guerra y desalojamientos forzosos injustificables, y condena a la pobreza a la población palestina al convertir la franja de Gaza en el mayor campo de concentración del mundo… Mientras Estados Unidos y la Unión Europea miran hacia otro lado.
Se pueden citar otros países democráticos que incumplen gravemente sus compromisos de defensa y promoción de los derechos humanos de todos, mientras aparentan ser campeones de esos derechos. Pero, como en otras cuestiones, obras son amores y no buenas razones. Como indica la frase popular, el movimiento se muestra andando.



CONSECUENSIAS NATURALES PARA RESPETAR LOS LIMITES DE LOS DEBERES

Para que los niños cumplan los límites que les hemos marcado, éstos tienen que ir seguidos de una consecuencia si dichos límites no se respetan. Curiosamente, lo límites no son negativos para los niños, sino al contrario, le dan seguridad y les ofrecen una guía de conducta.
            Cuando hablamos de consecuencias no nos referimos a castigos. La disciplina positiva intenta no recurrir al castigo, sino a restaurar el orden que se ha roto al no respetar el límite impuesto.
Con el castigo a veces se intenta hacer que el niño sufra, “castigarle”. Cuando se aplica un castigo se puede correr el riesgo de dejarnos llevar por sentimientos de revancha: porque has hecho “x” ahora lo vas a pagar. Estos castigos crean resentimiento en los niños, con el riesgo de que se entre en una espiral de sentimientos negativos.
        Especialmente el castigo físico es humillante y lo peor es que tanto el adulto como el niño lleguen a acostumbrarse a él.
A veces castigos excesivos producen efectos indeseables. Castigar a un niño un mes sin salir por haber llegado tarde no sólo provoca resentimiento, sino que también puede afectar a su sociabilidad, es decir, a perder oportunidades de hacer amigos y/o habilidades sociales.
Por el contrario, una consecuencia es aquello que surge de una conducta inadecuada y su objetivo es que le sirva al niño de aprendizaje, de modo que vista la consecuencia que sus acciones tienen intente otras conductas en el futuro.
Podemos hablar de dos tipos de consecuencias:
- Positivas (por ejemplo, el niño lleva unos días aplicándose con sus deberes y le dejamos que elija un sitio al que llevarle), y
- Negativas (como el niño se niega a recoger sus juguetes, la próxima vez sólo le dejamos sacar uno o dos, y no se vuelve a la situación inicial hasta que no comprobamos que los tiene recogidos).
A veces es bueno preguntarse ¿qué debe aprender el niño? ¿Aprende si le castigo sin salir por no hacer los deberes? ¿O aprende mejor si le permito salir cuando acabe los deberes?
Una buena consecuencia es aquella que está ligada a la falta. Por ejemplo, si el niño se sienta a la mesa con las manos sucias, tendrá que ir al baño a lavárselas, con lo que llegará tarde a la mesa y será el último que pueda servirse. Como tal vez al niño no le agrade que le quede la última porción, es probable que la próxima vez recuerde lavarse las manos: en este caso, la consecuencia ha servido, porque el niño ha aprendido mediante una consecuencia natural.
Se llaman consecuencias naturales a las que surgen de la propia situación. Si el niño se niega a comer, tendrá más hambre en la próxima comida. Las consecuencias naturales son muy efectivas: no hay nada como olvidarse el paraguas un día de lluvia para aprender a ser más precavido.
Cuando no se puede aplicar una consecuencia natural, podemos aplicar una consecuencia lógica. En este caso el adulto aplica una consecuencia que no es natural, pero sí “logica” con la conducta (por ejemplo, el niño no es capaz de ir andando por la acera de la calle y pasa a la calzada; como experimentar las consecuencias naturales sería poner en riesgo su vida, aplicamos una consecuencia lógica, que podría ser el ir agarrado de la mano del adulto).
            Pero las consecuencias deben ser proporcionales a la conducta negativa. Una conducta grave traerá consigo una consecuencia importante. Si aplicamos consecuencias grandes para faltas pequeñas, no sabremos a qué recurrir cuando surja algo realmente grave.

Por otro lado, si aplicamos la misma consecuencia para diferentes conductas (por ejemplo, no ver la televisión, para  cosas tan diferentes como no hacer los deberes o levantarse de la mesa mientras come), se corre el riesgo de que las consecuencias pierdan su efectividad.

Hay que aplicar las consecuencias de manera consistente, es decir, en todas las ocasiones, no sólo cuando estemos enfadados.
Y muy importante: el niño debe conocer previamente las consecuencias que se aplicarán cuando no cumpla las normas establecidas.


DEBERES DE LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES

DEBERES DE LAS NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES.




En el Capítulo VI del Código de la Niñez y Adolescencia, en su Art. 64 están señalados, con toda claridad, los DEBERES, CAPACIDAD Y RESPONSABILIDAD DE LAS NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES, y dice:

1.      Respetar a la Patria y sus Símbolos.
2.      Conocer la realidad del País, cultivar la identidad nacional y respetar su pluriculturalidad; ejercer y defender efectivamente sus derechos y garantías.
3.      Respetar los derechos y garantías individuales y colectivas de los demás.
4.      Cultivar los valores de: respeto, solidaridad, tolerancia, paz, justicia, equidad y democracia.
5.      Cumplir sus responsabilidades relativas a la educación.
6.      Actuar con honestidad y responsabilidad en el hogar y en todas las etapas del proceso educativo.
7.      Respetar a sus: progenitores, maestros y mas responsables de su cuidado y educación; y,
8.      Respetar y contribuir a la preservación del medio ambiente y de los recursos naturales.

Al parecer, los “Defensores de las niñas, niños y adolescentes”, solamente se han preocupado, y los tienen bien memorizados, LOS DERECHOS, a tal punto de que son protagonistas de vehementes defensas a favor de ellos, que las reducen a una sola cosa: “MALTRATO”.

Es común escuchar, leer y ver, en los medios de información: “Padre maltrató a su hijo”, “Madre flageló a su hija”, “Maltrato Psicológico de parte del Profesor”, hasta se han dado falsas denuncias, no todas por cierto, de “acoso sexual”, en contra de honestos profesores, que cometen el “delito” de reprobarlos. Han habido casos, en los que se prueba claramente, hasta con “confesión de parte”, que denuncias de acoso sexual han sido falsas, pese a ésto, no se sanciona por calumnia, a la niña, niño o adolescente, sólo merece sanción el acusado, en caso de ser acusación verdadera.

Los numerales 4, 5, 6 y 7, del Artículo citado, son por demás específicos, pero hasta el momento, hemos: leído, visto ni escuchado, una información que dé cuenta de una niña, niño o adolescente, que haya sido sancionado por el incumplimiento de UN DEBER, todo se limita al irrespeto de sus derechos.

Es elemental, que para exigir derechos hay que primero cumplir deberes. No se puede exigir respeto, si YO no respeto; este valor es recíproco; reducido a un refrán popular: “Amor con amor se paga” ; y, si lo llevamos al campo científico, no es otra cosa que la “Tercera Ley de Newton”, que sentencia, “si la acción es igual a la reacción”, existe un EQUILIBRIO entre las fuerzas, la acción la ejerce el “niño”, la reacción la ejecuta: la madre, el padre, la profesora, el profesor, etc. 

Es urgente y necesario, que los Defensores de las Niñas, Niños y Adolescentes, hagan una campaña agresiva de promulgación y cumplimiento de LOS DEBERES.